Altos funcionarios del Banco Central de Cuba dijeron este viernes en la televisión estatal que los turistas y cubanoamericanos que deseen viajar a la isla deberán hacerlo con otras divisas que no sean dólares estadounidenses porque el Estado no aceptará esos billetes en la red bancaria estatal ni en los aeropuertos.
La medida tiene un fuerte impacto en la comunidad cubana de Miami, donde reside la mayor parte del exilio de la isla.
El gobierno cubano anunció el jueves que permitiría depositar dólares hasta el 21 de junio en un esfuerzo para recoger el efectivo circulante en la isla y presionar a Estados Unidos para que cambie su política hacia la isla, dijeron expertos.
Los funcionarios también dijeron que las cuentas bancarias en divisas que el régimen permitió abrir a los cubanos continuarán denominándose en dólares estadounidenses, por lo que si la persona desea ingresar euros tendrá que sufrir la depreciación del dólar.
El gobierno dijo que se continuaría recibiendo transferencias bancarias en dólares de remesas familiares. Cuba achacó a Estados Unidos la necesidad de tomar esta medida por las medidas del embargo.
EEUU sancionó a la empresa de los militares cubanos, GAESA, y prohibió a las empresas norteamericanas enviar remesas a través del emporio militar. La decisión fue un castigo de la administración del ex presidente Donald Trump por lo que consideró una “injerencia cubana en Venezuela” y el apoyo al régimen de Nicolás Maduro.
Los militares cubanos se han negado a abandonar el negocio de las remesas por lo que ha quedado truncada la principal fuente de envíos a la isla que era la compañía Western Union.
Un portavoz del Departamento de Estado dijo a América Noticias que EEUU estaba “consciente” de la suspensión temporal anunciada por el gobierno cubano de los depósitos y transacciones en efectivo en dólares estadounidenses.
“Estamos evaluando los impactos potenciales de esta medida tomada por el gobierno cubano. Nuestro enfoque sigue siendo mejorar el bienestar político y económico del pueblo cubano”, agregó.
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FUENTE: Mario J. Pentón