Este 24 de abril de 2025, fue puesto en libertad Ernesto Borges Pérez, considerado uno de los presos políticos más emblemáticos del régimen cubano, tras cumplir 28 años de una condena que organismos internacionales han calificado como arbitraria e injusta.
Borges, exoficial con rango de capitán en la Dirección de Contrainteligencia del Ministerio del Interior (MININT), fue arrestado en 1998 tras intentar entregar a diplomáticos estadounidenses una lista con los nombres de 26 agentes cubanos que el gobierno planeaba infiltrar en Estados Unidos y países de la OTAN.
Aunque la entrega nunca se concretó, fue acusado de espionaje y condenado inicialmente a pena de muerte, sentencia que luego fue conmutada a 30 años de prisión.
Durante su largo encierro, Borges fue sometido a condiciones extremadamente duras: pasó largos periodos en celdas de castigo sin ventilación ni luz natural, sin acceso a atención médica adecuada, y estuvo privado de contacto físico con su hija durante más de dos décadas.
Su estado de salud se fue deteriorando con el paso de los años, llegando a sufrir cataratas avanzadas y una hernia inguinal que no recibió el tratamiento requerido.
Su liberación representa una victoria moral para la disidencia cubana y para todos aquellos que han denunciado las violaciones sistemáticas de derechos humanos en la isla. Diversos grupos opositores y activistas han destacado la integridad y el valor de Borges, y lo consideran un símbolo de resistencia dentro de las propias estructuras del régimen.
Sectores críticos del gobierno afirman que su caso refleja no solo el uso del aparato represivo para castigar la disidencia interna, sino también el abandono que sufren incluso quienes han formado parte del sistema cuando optan por actuar en conciencia.