Dos alumnas de una escuela secundaria en Cuba se enfrascaron en una pelea al mejor estilo de las artes marciales mixtas. La batalla campal fue grabada con un teléfono celular y nadie intervino para separarlas. Por el contrario, los presentes parecían disfrutar el combate y alentaban a las muchachas a seguir golpeándose. Después de dos minutos de golpes, patadas y jalones de pelo, apareció un adulto que las separó.