El motivo podría estar relacionado con la babosa mancha amarilla que le untaron en la plancha quirúrgica sobre su herida de 45 centímetros. La mujer de Houston estaba ayudando a probar una nueva medicina experimental cuyo objetivo es evitar los opioides, los potentes analgésicos que han provocado una epidemia de adicciones en todo el país.
Vicodin, OxyContin y fármacos similares son ampliamente utilizados para dolores de espalda, artritis severa, nervios dañados y otras dolencias. Trabajan de manera poderosa en las zonas del cerebro que controlan el placer y el dolor, pero el cuerpo se adapta rápidamente a la sustancia, por lo que las personas necesitan dosis cada vez más fuertes para aliviar el dolor.
La creciente dependencia de opioides ha provocado una crisis de salud en Estados Unidos que desgarra comunidades y presiona a los departamentos de policía y de salud. Las sobredosis de heroína o de opioides con receta, provocan 91 decesos al día, y muchas otras personas son rescatadas del borde de la muerte. Alrededor de 2 millones de estadounidenses son adictos a estas píldoras, y la evidencia cada vez es más clara de que estas sustancias no son una elección tan buena para tratar el dolor crónico, como se llegó a pensar en algún momento.
Las compañías farmacéuticas buscan alternativas, pero no han gozado de mucho éxito.
Hace alrededor de 20 años, destinaron fuertes inversiones y "fallaron de manera miserable", dijo la doctora Nora Volkow, directora del Instituto Nacional de Adicción a las Drogas.
El dolor es un problema para la investigación. Algunas personas tienen mayor tolerancia que otras y no se puede medir el éxito de manera tan objetiva como con las medicinas para reducir tumores o eliminar infecciones. Algunas nuevas medicinas contra el dolor que obtenían buenos resultados, tenían serios efectos secundarios. Por ejemplo, el Vioxx resultaba efectivo contra la artritis, pero dañino para el corazón.
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Marilynn Marchione está en Twitter como: http://twitter.com/MMarchioneAP
FUENTE: Associated Press