Representantes de las instituciones de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional regresaron al país después de que Atenas cedió a la exigencia de mantener los dolorosos recortes de gasto una vez finalice el programa de rescate vigente, el próximo año, e incluso más allá del mandato del gobierno, que terminará en 2019.
Grecia enfrenta una renovada presión para solucionar las discrepancias con sus acreedores antes del vencimiento, a mitad del verano, de un cuantioso tramo de su deuda. Es improbable que pueda cumplir con el pago sin los fondos del rescate.