Por cuatro días, fotógrafos de The Associated Press documentaron el luto nacional conforme sus cenizas eran llevadas a Santiago de Cuba, en el oriente de la isla, hacia su destino final. Fue una despedida casi religiosa del hombre que gobernó el país por casi medio siglo.
El presidente Raúl Castro dijo el sábado que el país prohibirá estatuas de Fidel y monumentos que lleven su nombre, conforme a la última voluntad del líder revolucionario de evitar el culto a la personalidad. Pero para aquellos que miraban los medios oficiales, donde los cubanos describían a Castro en términos mesiánicos, casi divinos, parece que el culto a la personalidad ya está en marcha.
Sin embargo, también hubo un luto más tranquilo y contemplativo. Una estudiante descansa entre cañas de azúcar, mientras sus compañeros de clase aguardan la caravana con los restos de Castro que permanecerán en el cementerio de Santa Ifigenia en Santiago de Cuba. Un grupo de veteranos uniformados y con sus insignias permanecen en silencio en una calle. Un campesino espera en su caballo conforme la caravana se aproxima, con una bandera cubana atorada en su sombrero de paja.