DCNS, la alemana ThysennKrupp Marine Systems y la japonesa Mitsubishi concursaron para construir a la armada australiana 12 submarinos convencionales a un costo esperado de al menos 56.000 millones de dólares australianos (43.000 millones de dólares).
El primer ministro Malcolm Turnbull dijo que la propuesta de la DNCS cumplió los requisitos particulares de Australia.
La propuesta japonesa parecía inicialmente la favorita en la licitación; si Mitsubishi hubiera ganado el contrato habría constituido la primera transferencia de tecnología militar de Japón desde la Segunda Guerra Mundial.