Miles de activistas se unieron a la protesta a pesar del clima lluvioso en el parque Rizal de Manila, donde cargaron una efigie de Marcos en un ataúd falso.
Aunque la protesta estaba dirigida a Marcos y a su familia, el presidente Rodrigo Duterte también fue blanco de críticas por permitir el entierro del dictador, quien fue derrocado hace tres décadas durante una revuelta popular mayormente pacífica.
Los manifestantes sostenían pancartas que afirmaban: "Digong traidor, perro faldero del dictador", refiriéndose a Duterte por su apodo.
Decenas de estudiantes se agruparon frente al palacio presidencial en Manila en una protesta por separado y quemaron una efigie de Marcos dentro de un ataúd falso.
En la Universidad de las Filipinas, operada por el estado, una fraternidad convirtió su ritual de reclutamiento anual en una protesta con estudiantes desnudos, los cuales corrían con pancartas que afirmaban "Marcos era un dictador, no un héroe".
"Esta carrera es una manifestación de nuestra indignación contra lo que consideramos es un intento de los Marcos por revisar la historia, tratando de reanimar su nombre debido a que han caído de la gracia", dijo Toby Roca, portavoz de la fraternidad Alpha Phi Omega. "Nos enoja que estén tratando de ignorar nuestra dolorosa historia de violaciones a los derechos humanos durante su gobierno".
Duterte, cuyo padre perteneció al gabinete de Marcos, autorizó la inhumación con el argumento de que no hay una ley que prohíba su entierro en el Cementerio de los Héroes, donde están los cuerpos de presidentes, soldados, estadistas y artistas nacionales. Fue un riesgo político en un país donde los partidarios de la democracia aún festejan la caída de Marcos cada año.
El gobierno del dictador se caracterizó por violaciones masivas a los derechos humanos y saqueos. Después de ser derrocado en 1986, se fue a Hawaii, donde vivió con su esposa y sus hijos hasta que falleció en 1989.
FUENTE: Associated Press