Lopez ordenó hace unas semanas el cierre de 23 minas y la suspensión de otras cinco por dañar líneas divisorias de aguas y causar colmatación —un proceso de acumulación de sedimentos— en aguas costeras. La orden causó indignación en la industria minera, que ha apelado la decisión.
Entre las minas que recibieron orden de cierre había algunas de níquel que suponen en torno a la mitad de la producción anual en Filipinas, el mayor productor mundial de mineral de níquel.
Los 75 proyectos cancelados no habían comenzado a operar, indicó Lopez. Las empresas afectadas tendrán siete días para responder y demostrar por qué los contratos no deberían cancelarse.