"Ya llegó y está bien", dijo el martes a la Associated Press Christian Mirza, encargado del gobierno para los refugiados de Guantánamo. "Luego de un chequeo médico, ya se encuentra en su casa. En las próximas horas hablaremos con él".
Mirza dijo que Dhiab llegó a Uruguay en la madrugada del martes en calidad de deportado de Venezuela. "Fue deportado porque su ingreso a Venezuela no fue el correcto, ya que ingresó al país sin hacer migraciones. Por esa falta fue deportado", manifestó el funcionario.
Por su parte el canciller Rodolfo a Nin Novoa dijo a radio Universal que Dhiab "llegó bien, no está en huelga de hambre, estuvo cenando en el avión".
Nin agregó que Dhiab seguirá siendo considerado un refugiado.
Tras ser visto en la frontera con Brasil, Dhiab abandonó el Uruguay a comienzos de julio sin pasar por ningún puesto fronterizo, aunque sin violar la ley según las autoridades uruguayas. Reapareció el 27 de julio en el consulado de Uruguay en Caracas donde manifestó "su intención de trasladarse a Turquía o a un tercer país distinto a Uruguay a efectos de reunirse con su familia. Expresó claramente que en ningún caso era de su interés retornar a Uruguay, pero requería la ayuda de nuestro país para su propósito", según un comunicado de la cancillería uruguaya.
Antes de reaparecer en Venezuela, el último lugar donde Dhiab fue visto en forma pública fue el Chuy, una localidad binacional en la frontera uruguayo-brasileña, donde reside una comunidad árabe. Dhiab les dijo a sus amigos y a su abogado que pasaría allí el mes sagrado del Ramadán y una semana más, y luego regresaría a Montevideo.
Sin embargo, no regresó y para sorpresa de todos sus allegados reapareció en Caracas.
Mientras su paradero fue desconocido, la embajadora de Estados Unidos en Uruguay, Kelly Keiderling, dijo que "nos preocupa cualquier señor como el señor Dhiab, que una vez estuvo en Guantánamo".
Consultada sobre si Dhiab podría ser una amenaza, respondió: "Podría ser, no lo sabemos. Puede ser, sí, teóricamente".
En una entrevista con el semanario Búsqueda dijo que si bien nunca fue terrorista, como consecuencia de las torturas recibidas en Guantánamo hoy siente simpatía por Al Qaeda.
Dhiab, que se desplaza en muletas y sufre varios problemas de salud relacionados con huelgas de hambre que emprendió mientras estuvo detenido en Guantánamo, ha sido especialmente expresivo sobre su infelicidad en Uruguay. De todos los exprisioneros de Guantánamo, ha sido el de adaptación más difícil en la nación sudamericana.
Acusó en repetidas oportunidades al gobierno uruguayo de incumplir una supuesta promesa de traer a su familia al país. Por eso, en septiembre de 2015, aconsejó a los prisioneros que permanecen en Guantánamo que no acepten venir a Uruguay.
Se negó también durante meses a firmar un convenio con el gobierno, que ya habían suscrito los otros cinco, por el cual reciben una ayuda económica y a cambio se comprometen a aprender español y a capacitarse laboralmente. Finalmente, signó el acuerdo en febrero de 2016.
Seis exprisioneros de Guantánamo -cuatro sirios, un tunecino y un palestino- llegaron a Uruguay en diciembre de 2014 en un gesto que el entonces presidente José Mujica definió como un acto humanitario. Pero su presencia en el país generó múltiples problemas y al dejar la presidencia, Mujica lo criticó.
Estados Unidos ha usado su base en Guantánamo, Cuba, desde enero de 2002 para mantener a sospechosos de vínculos con Al Qaeda y el Talibán.
FUENTE: Associated Press