Al-Turabi, que impulsó el radicalismo islámico a principios de la década de 1990, invitó a bin Laden y a su segundo al mando Ayman al-Zawahri a que fueran a Sudán. El islamista describió en una ocasión a Estados unidos como "la encarnación del demonio" y a bin Laden como un héroe.
Sin embargo, Sudán expulsó en 1996 a al-Turabi debido a exigencias de Estados Unidos y la comunidad internacional; poco después, al-Turabi comenzó a reinventarse como un político convencional.
Al-Bashir lo despidió como presidente del parlamento porque apoyó en 1999 iniciativas tendentes a reducir las facultades al gobernante, y pasó a integrar el opositor Partido del Congreso Popular.
Al-Turabi nació en 1932, su padre fue un juez religioso y había dedicado toda su vida al estudio del Islam. Fue encarcelado en numerosas ocasiones y pasó más de dos años en arresto domiciliario.
El clérigo, de voz suave y a menudo sonriente, figuraba entre los pocos exponentes del islam que aceptaba el matrimonio de mujeres musulmanas con hombres cristianos o judíos.