Según el nuevo plan del Consejo Estatal, el consumo de carbón debe limitarse en unas 4.200 millones de toneladas en 2020, mientras que la capacidad de producción de electricidad que no dependa de combustibles fósiles, por ejemplo a través de energía hidroeléctrica y nuclear, debe expandirse a un 15% del total del país.
China ha asumido un papel destacado en las negociaciones sobre el cambio climático, y su colaboración con Estados Unidos ha sido presentada por ambos países como un punto positivo en una relación por lo demás tensa.
Según el Acuerdo de París, Beijing garantizará que sus emisiones tocan techo no más tarde de 2030. El país también tiene previsto lanzar un mercado nacional de cuotas de emisiones de dióxido de carbono el año que viene.
En los últimos años, el país ha invertido en energías renovables y en la instalación de centrales solares y eólicas, pero los esfuerzos del gobierno central por alejarse del consumo de carbón han resultado frustrantes en ocasiones.
Incluso después de que Beijing declarase la "guerra contra la polución", gobiernos locales deseosos de impulsar sus economías aprobaron la construcción de cientos de nuevas centrales de carbón.
Los planificadores económico centrales declararon este año un receso en los nuevos permisos para plantas de carbón. El mes pasado las autoridades ordenaron la congelación de las obras de centrales a medio construir en más de una docena de provincias, una decisión celebrada por grupos medioambientales como Greenpeace.
FUENTE: Associated Press