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Argentina

Cáncer de mama en primera persona: por qué es importante la detección temprana

Patricia y Mercedes luchan a diario con esta enfermedad, y sin embargo se consideran afortunadas. Cómo el diagnóstico a tiempo les salvó la vida a dos mujeres valientes que están tratando de sobrevivir

El 19 de octubre se celebra el día mundial de lucha contra el cáncer de mama. En la Argentina, 1 de cada 8 mujeres padece esta enfermedad en alguna etapa de su vida. Se diagnostican aproximadamente 18.000 nuevos al año. Hasta el momento, la mejor forma de ganarle a este mal y llevar una vida normal es la detección temprana.

Patricia Casanova de 60 años y Mercedes Denda, de 45 años, son dos mujeres que luchan a diario contra el cáncer de mama. Es una tarea diaria, que las deja agotadas, pero, de alguna manera, creen que la suerte está de su lado. Mercedes se encuentra ahora en tratamiento, ya que a los 44 años le detectaron cáncer de mama: "Si bien me siento cansada, estoy agradecida de estar viva. El diagnóstico a tiempo permite ganarle a la enfermedad, es supervivencia".

"Yo he sido afortunada. Quisiera que todas las mujeres lo fueran", aseguró Patricia. Puede que a muchas personas les resulte extraña esta afirmación, en especial si proviene de una mujer que actualmente está realizando quimioterapia y que tiene aún por delante radioterapia y varios años de tratamiento con medicación como terapia complementaria, pero ella no lo duda ni un segundo: "El diagnóstico a tiempo me cambió la vida, pero sobre todo el futuro".

La importancia de los chequeos regulares

La detección temprana permite implementar técnicas de tratamiento que logran controlar en forma más efectiva el cáncer de mama, obteniendo altísimas posibilidades de sobrevida, y en muchas ocasiones con una remisión completa de la enfermedad. "En general, las tasas de supervivencia son mayores para las mujeres con cánceres diagnosticados en sus inicios, variando altamente a medida que pasan los años", explicó la doctora Dolores Mansilla, miembro de la Sociedad Argentina de Mastología (SAM).

La especialista destacó que "el estadio de la enfermedad está ligado al tamaño del tumor y a las posibilidades de que se haya diseminado en otras partes del cuerpo, y si bien estos son dos de los factores más influyentes en el pronóstico, también interfieren las características biológicas del tumor, la edad y el estado de salud de la paciente antes del desarrollo del cáncer de mama. El pronóstico de cada mujer es específico según su patología y características personales".

La mamografía es la herramienta idónea para el diagnóstico precoz del cáncer de mama, ya que permite detectar lesiones aún cuando no son palpables (nódulo y calcificaciones), que se traduce en una disminución – científicamente comprobada – de la mortalidad por cáncer de mama en todos los países del mundo. "Existen otros métodos de diagnósticos por imágenes, como la ecografía y la resonancia magnética, que nos brindan datos o detalles adicionales a los hallados en la mamografía y a su vez aportan información que no se obtiene en el estudio radiográfico de la mama. Estos métodos complementarios se utilizan según las características de la mama y de la paciente", detalló la mastóloga.

Patricia siempre fue muy responsable con sus controles mamarios anuales ya que tenía antecedentes familiares directos (su madre había sido diagnosticada a los 58 años), hasta que en el 2014 los pospuso al verse abocada al cuidado de la salud de su padre y su marido, ambos con severos problemas cardíacos: "En enero de este año, cuando concluí los estudios postergados, apareció la sospecha que luego se confirmó como un cáncer de mama. He sido una mujer muy afortunada porque aún habiendo suspendido mis chequeos por dos años no me perjudicó enormemente, pero soy consciente de que pudo haber sido una verdadera tragedia".

Tanto para Patricia como para Mercedes, el pronóstico era óptimo ya que en ambos casos el tumor se había detectado en estados iniciales, sin embargo, el momento de recibir el diagnóstico fue muy difícil para ambas: "Tenía miedo a morirme y sufrir, eso fue lo primero que se me cruzó por la cabeza. Mi papá es médico y ni bien llegué de hacerme los estudios le pregunté si tenía chances de vivir, porque sino, no me hacía nada", recordó Mercedes.

Posibles esperanzas

Hay muchos tipos de tratamiento para el cáncer de mama, y en general las pacientes reciben una combinación de terapias como cirugía, radioterapia, tratamientos con sustancias que bloquean el efecto de las hormonas femeninas, quimioterapia u otros tipos de terapia llamados "blanco o target". La doctora Verónica Sanchotena, especialista en Mastología, y miembro de la SAM, explicó que "el procedimiento que se indica depende de muchos factores, pero principalmente de cuán avanzado esté el cáncer al momento del diagnóstico. La detección en estadios iniciales permite muchas veces realizar cirugías que conservan la mama y los ganglios axilares, así como también utilizar tratamientos posteriores menos agresivos".

La quimioterapia es el tratamiento que más angustia genera en las pacientes debido a los efectos secundarios que produce. Si bien muchos de éstos pueden prevenirse o controlarse, otros, como la caída del cabello, no pueden evitarse. "Cada persona y cada tratamiento son diferentes, por eso no siempre es posible saber cómo repercutirá cada terapia en una paciente determinada. Algunas se sienten bastante bien y pueden mantener su rutina habitual, mientras que otras se sienten más cansadas. Asimismo, los efectos secundarios muchas veces no se mantienen durante todo el tratamiento sino sólo en los días cercanos a la administración de la medicación; y a su vez, pasados varios días, muchas alteraciones se revierten", aclaró Sanchotena.

La contención, lo más importante

"Lo más difícil fue la caída del pelo… ¡es terrible! Fue por lo que más lloré… Me había encargado una peluca, pero igual me veía disfrazada. Entonces, para no verme pelada nunca, tapé todos los espejos", contó Mercedes, y aseguró también que la contención es muy importante: "Durante la quimioterapia me ayudó mucho la compañía de otras mujeres que estaban pasando por lo mismo. En ese período no pude continuar con mi vida habitual, ni laboral ni social. Limité las salidas a ir a hacerme las terapias y a las consultas con los médicos. Tampoco compartí con mucha gente lo que estaba atravesando, sólo con mi familia y mi mejor amiga. La verdad es que no quería que nadie me mirara con lástima ni que me preguntaran a cada rato '¿cómo estás?'".

Más allá de momentos de intensa angustia y malestar físico, lograr un estado anímico positivo es fundamental para sobrellevar el tratamiento, por eso Mercedes considera que "lo más importante es no desanimarse, tener una buena actitud. Ponerle mucha onda hace la diferencia. Sé que hay momentos donde tocás fondo, pero es ahí donde sacás fuerzas: elevás la mirada y ves que hay posibilidades de salir adelante".

Patricia concluyó su relato con un fuerte mensaje para todas las mujeres: "Hacerse la mamografía abre la posibilidad de la cura. Nos ocupa sólo un ratito en el año y permite un presente y un futuro súper amplios. Nadie les va a encontrar nada que no tengan, pero cuando el cáncer se detecta de manera precoz cambia tanto la perspectiva que no hay que tener temor: hay que ser resolutivas y buscar siempre la mejor solución".

FUENTE: infobae.com

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