La ofensiva arrancó el fin de semana en la provincia de Nangarhar, donde el EI había mantenido una presencia desde hace un año, dijo Dawlat Waziri, portavoz del Ministerio de la Defensa.
La ofensiva, parte de llamada Operación Shafaq ("amanecer" en pashto) fue lanzada poco después de que un atacante suicida vinculado al EI detonó sus explosivos en medio de una protesta pacífica en Kabul el sábado, matando a 80 personas. Fue el más mortífero ataque en la capital afgana desde la invasión estadounidense del 2001.
El presidente Ashraf Ghani ordenó la ofensiva, que según Waziri consistirá en bombardeos, ataques por tierra y operativos de fuerzas especiales. Seguidamente se realizarán tareas preventivas para evitar que los milicianos regresan a las zonas donde fueron expulsados, agregó.
La ofensiva es un nuevo capítulo en la guerra que Afganistán lleva años librando contra insurgentes. Hasta ahora las fuerzas afganas han sido más bien una fuerza de defensa y no han tenido la voluntad de asumir el liderazgo en el campo de batalla desde que en el 2014 se retiraron la mayoría de las fuerzas extranjeras.
El comandante de las fuerzas de Estados Unidos y de la OTAN en Afganistán, el general John Nicholson, ha prometido transformar a los uniformados afganos en una fuerza ofensiva que pueda darle la batalla a los insurgentes en su propio terreno y recuperar la iniciativa en el campo de batalla.
Aunque la lucha principal es contra el Talibán, que lleva 15 años tratando de derrocar al gobierno — la nueva ofensiva antiterrorista contra el grupo que dice llamarse Estado Islámico le permitirá a Nicholson implementar una estrategia agresiva de estrecha cooperación con los militares afganos y con más bombardeos contra el enemigo, coinciden analistas.
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Contribuyó con este despacho el corresponsal de la AP Mirwais Khan en Kandahar, Afganistán.
FUENTE: Associated Press